Las infecciones vaginales, son aquellas que afectan la parte externa del aparato reproductor femenino, la vagina, que es el conducto que da entrada al útero. Pueden provocar síntomas muy diversos como irritación vaginal, cambio del flujo vaginal, mal olor, dolor en el acto sexual...
Seguro que alguna vez has notado molestias y has sospechado tener una infección vaginal pero no lo has tenido muy claro. Por eso hoy te vamos a aclarar todas las dudas para identificar los síntomas.
Vaginitis infecciosa
1. Infección por Chlamydia o Clamidiasis
Esta enfermedad está causada por la bacteria Chlamydia trachomatis (Clamidia), en la mayoría de los casos es asintomática, lo que dificulta su diagnóstico.
Los síntomas más habituales son, secreciones de tono blanquecino con un olor distinto al habitual, sangrado y dolor.
Es muy importante acudir al médico, si se deja avanzar la infección, puede dañar los órganos reproductivos de la mujer y causar infertilidad. Se trata con antibióticos.
2. Vaginosis bacteriana
Es un tipo de inflamación vaginal causada por un crecimiento excesivo de bacterias que se encuentran naturalmente en la vagina, lo que altera el equilibrio natural.
En este caso, existen síntomas más evidentes, como un flujo débil, secreciones blancas o grisáceas con un olor que recuerda al pescado. También puede ir acompañada de picores en la zona externa de la vagina y escozor al orinar.
3. Candidiasis vaginal
Esta infección vaginal debe su nombre al hongo que la produce, Candida albicans, que está presente de forma natural en el organismo. El problema surge cuando se reproduce masivamente debido a cambios del pH vaginal.
La candidiasis es una de las infecciones vaginales más comunes e incómodas, ya que los síntomas pueden derivar en una irritación tan molesta que resulta difícil de soportar. Algunos de estos síntomas incluyen hinchazón, además de picor o ardor en la zona de la vulva. El flujo vaginal adquiere un tono blanquecino amarillento y es más denso de lo habitual, tipo requesón.
El tratamiento con antífúngicos (Clotrimazol) tiene unos resultados muy rápidos.
4. Vaginitis tricomoniasis
La tricomoniasis es una enfermedad de transmisión sexual causada por la infección de un parásito protozoario Trichomonas vaginalis.
Alrededor del 70% de las personas infectadas no presentan síntomas. Cuando lo hacen, suelen aparecer al cabo de 5-28 días, una secreción de tono amarillento o verdoso con olor a moho, además de ardor y picores en la vagina. Puede provocar molestias al mantener relaciones sexuales.
El tratamiento con antibióticos lo debe realizar ambos miembros de la pareja para evitar que la infección reaparezca en el futuro. Si no se trata la infección puede durar meses o años.
Vaginitis no infecciosa
Es la inflamación de la vagina o de la vulva y la vagina (vulvovaginitis) aparece por el uso de espermicidas, desodorantes, duchas vaginales, por llevar ropa ajustada o por falta de higiene.
Este tipo de malestar puede afectar incluso a niñas en edad previa a la pubertad, provocando una reacción alérgica.
Se manifiesta por olor en la pelvis, picor, ardor y un exceso de flujo.
También se dan casos durante la menopausia debido al descenso hormonal. Esta situación puede generar sequedad vaginal, causando dolor o ardor durante las relaciones sexuales. Se trata con lubricantes con estrógenos que recuperan el tejido de la zona y ayudan a que el dolor disminuya.
Si presentas alguno de estos síntomas debes visitar al ginecólogo para que realice una exploración y diagnostique el tipo de infección vaginal. De este modo, te recetará el tratamiento más eficaz. Desde la farmacia te daremos una serie de recomendaciones higiénicas para evitar que la infección reaparezca.
Prevención de las infecciones vaginales
Mantener la zona genital limpia y seca para prevenir infecciones (se recomienda lavar la zona genital a diario con un jabón suave específico para la zona íntima, enjuagar y secarla minuciosamente).
Limpiarse de delante hacia atrás después de orinar o de defecar para evitar que las bacterias procedentes del ano sean transportadas hacia la vagina.
Enseñar a las niñas una buena higiene.
El uso de ropa interior holgada y absorbente, de algodón o revestida de algodón, para permitir que el aire circule y contribuir a mantener seca la zona genital.
Practicar el sexo seguro y limitar el número de parejas sexuales.
No se aconsejan las duchas vaginales frecuentes ni medicadas. Las duchas vaginales pueden eliminar las bacterias habituales y protectoras de la vagina y reducir la acidez vaginal, lo que aumenta la probabilidad de aparición de infecciones.
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